jueves, 7 de mayo de 2015

Vida nueva

Tenía que cambiar de vida. Un simple cambio de imagen no iba a ser suficiente. Mover los muebles de su casa tampoco. Ni esconder las fotos, ni cambiar de bar favorito, ni de colonia, ni de marca de tabaco. Necesitaba un cambio real. Al fin y al cabo, incluso con esas pequeñas diferencias, seguía siendo ella misma. Igual de fuerte, igual de ingenua, igual de insegura, igual de lista, igual de bipolar. 
No podía dejar que esas cosas, esos pequeños e insignificantes detalles, amargaran su camino. No podía permitir que ni una lágrima más manchara de salado lo dulce de su vida. 
Por mucho que los añorara, por mucho que faltasen día tras día, noche, sobre todo, tras noche.

Y de repente un sobre de correo aéreo, con un remite muy deseado, le abrió las puertas a una nueva vida. A su nueva vida. A su sueño (casi) hecho realidad.
Y esa noche, cerrando los ojos y con un suspiro que dejaba entrever la comisura de sus labios torcerse hacia arriba, dejó atrás por unos instantes toda su angustia para imaginar esa esperada y prometedora nueva vida que estaba por llegar.





Blanca PeGarri.

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