viernes, 14 de noviembre de 2014

vida soñada

"Mi vida es mucho más interesante dentro de mi cabeza."

Esta frase permaneció clavada en mi memoria desde el primer momento en que la leí y, desde entonces, nunca me ha abandonado. Qué triste tener que recurrir a la imaginación para poder tener una vida de ensueño... Qué bien tener imaginación para poder soñar... No hay mal que por bien no venga. 

Esta frase me molestó, me abarrotó el cerebro, me afectó, me acompañó. ¿Por qué mi vida era tan aburrida, tan monótona? ¿Por qué mi vida no era tan interesante como lo era dentro de mi cabeza? Cuando tenía un rato libre, y cuando no, me evadía a otros mundos, en lo más profundo de mis pensamientos, y volaba, volaba con ellos como un pájaro dejándose llevar por las ráfagas de aire, planeando, flotando, viviendo. La sombra de los árboles se convertía en monstruos, los gorriones en dragones, las casas abandonadas en antiguos palacios encantados, el chico del asiento de enfrente en el metro, en la historia de amor más bonita. 
Imaginar me hacía feliz. Pero cuando salía de mi embobamiento, cuando alguien me sacaba de mi fantasía, la verdad caía por su propio peso. 
"Esta soy yo, esta es mi vida, son las 7.35 de la mañana y estoy de camino a la universidad. Hoy tengo examen. No he dormido, he pasado la noche intentando estudiar. Tengo sueño. Esta soy yo, esta es mi vida."
Algunos decían que tenía suerte de estar estudiando en la universidad: no todas las chicas podían decir lo mismo entonces.

Una noche me desperté en mitad de un sueño. No lo recuerdo bien, sólo sé que estaba siendo fantástico. Maldita sea. Y pensando en el sueño e intentando descubrir qué demonios había hecho que me despertara, la bombilla brilló una vez más en mi cabeza:

"Mi vida es mucho más interesante dentro de mi cabeza." Estaba dispuesta a cambiar eso. Mi vida daría un giro. Mi miseria se convertiría en dicha, mis sueños, en realidad.



Ahora, con ochenta y dos años, ratifico lo dicho. Me puse manos a la obra y empecé a escribir en serio. Escribía todo lo que se me pasaba por la cabeza. Pero no sólo escribí, sino que aproveché cada minuto de mi vida, cada oportunidad y cada ocasión. Viví experiencias que sólo en mis sueños había experimentado, hice cosas de las que en otro tiempo me hubiera arrepentido, por recato, por cobarde. Carpe Diem, solía decir yo siempre que alguien me llamaba loca. Hice feliz a otras personas con mis historias y con mis proyectos, mis libros llegaron a los escenarios, y a los corazones. Otras personas me hicieron muy feliz a mí.
Pero lo que más feliz me ha hecho en toda mi vida, y que me perdonen mis hijos y los hijos de mis hijos, es haberme despertado aquella noche en mitad de un sueño recordando la frase que marcaría el resto de mi vida, y que haría de mi vida algo excepcional.
"Mi vida es mucho más interesante dentro de mi cabeza." Iba a cambiarlo todo.

Y ahora, escribiendo el prólogo de este libro recopilatorio de mis historias más fantásticas, quiero hacer un llamamiento a todos los soñadores. No os rindáis, porque los sueños, como todo en la vida, se pueden hacer realidad si de verdad se desean. Tal vez cuando hayáis superado los ochenta os sentéis a escribir el prólogo de un libro que contenga vuestras historias más alucinantes. 
Y sabréis que habréis tenido una vida plena y feliz.




Blanca PeGarri