domingo, 21 de enero de 2018

Pliegues

Verla desnuda era todo un espectáculo. 

Era una especie en extinción, una serie de curvas perfectas delineando un alma perfecta: ajustadas, sin dejar lugar a la imaginación, curvas tan suaves que dejaban entrever la pureza de su ser.

Su piel, suave, tersa. Su figura, exquisita. Su pelo, la locura. Sus ojos, oscuros como para perderse en ellos. Me habría perdido en ellos y en cada uno de los pliegues de su cuerpo.

Verla así, desnuda, era una delicia.