miércoles, 22 de abril de 2015

Y aun así

Ahora lloraba silencios. Ya no le quedaban lágrimas, se le habían acabado de tanto usarlas. Ahora seguía llorando, pero así, en silencio, llanto seco que salía de su pecho y se ahogaba en la nada. 
Habían quedado atrás los ojos bañados en lágrimas, las almohadas húmedas, los pañuelos envueltos en llantos... 

Podía vivir así, era soportable, se podía llevar. Pero aun así, quería que volviera. Y eso le confirmó que le quería, pero de verdad. Estaba enamorada como una tonta, como una loca, como la mujer más inteligente.
Hasta las trancas.


Baluarte. Elvira Sastre







Blanca PeGarri.

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