miércoles, 5 de abril de 2017

"Infrativación"

Encontrar en la infravaloración la motivación para continuar, arriesgarse y ganar.

Eso es lo que he perseguido durante años, concretamente, desde que tenía 16. Recuerdo el momento exacto:"No vas a poder sacártelo" me dijo una mujer odiosa, de lengua viperina y vida dedicada al cotilleo, con una risita llena de sorna, saboreando con placer cada una de sus palabras a medida que salían de su boca. En ese justo momento, la rabia y el odio hacia ese tipo de ser tóxico, hizo brotar en mí lo que he llamado el efecto "te lo vas a comer con patatas". Y me puse las pilas. Y demostré lo que valía. No por ella, ni por nadie. Por mí (y por mis padres, todo sea dicho: hay que devolverles en forma de alegrías todo lo que nos han dado). No quería que la opinión de una persona, y menos de una como ella, influenciase de manera negativa en mi ánimo y mi autoestima. Ocho años después, se habrá empachado de patatas la mujer.


El hecho es, repito, encontrar en la infravaloración la motivación para continuar. Que alguien te diga "no puedes" y poder. Que alguien no te lo diga con palabras, pero lo haga con la mirada, y demostrarle que se equivoca. Que alguien se autoconvenza de que no eres para tanto y te lo haga saber en pequeñas dosis, con comentarios, miradas y reacciones aparentemente inofensivos pero que esconden un gran significado: alguien que, una vez lo estás consiguiendo, le quite importancia ("los demás también lo hacen", "no es para tanto", "es normal", "te ayudan mucho, ¿no?" y otras gilipolleces, como si creyeran que tu éxito fuese a menguar el suyo) y poder seguir trabajando para mañana poder decirle: "sí, amigo, ahí lo tienes".


Y a veces será por envidia, otras por ignorancia o no saber mirar más allá de sus narices, u otras simplemente por aburrimiento, pero el caso es que en el fondo nos duele. ¡Claro! Al final, somos personas, tenemos sentimientos, y vivimos en una sociedad en la que buscamos la aprobación del prójimo. Entonces, utilicemos ese dolor para mejorar, esa rabia para escalar, ese bajón para subir a lo más alto y, no sólo conseguir lo que nos proponemos, sino llegar un paso más lejos.

Porque la opinión de los demás no deja de ser dos cosas: una opinión (que tiene la misma validez que cualquier otra), y de los demás (¡ni siquiera te incumbe!). Así que abre la mente, esfuérzate en lo que tú quieres, y cierra bocas. Porque, consigas o no tu objetivo, seguirás siendo un ganador por haber luchado, llevándote todo lo que has aprendido por el camino, que no todo el mundo puede decir lo mismo.





BlancaPeGarri


P.D.: me he emocionado con los GIFs, lo sé... pero la ocasión lo merecía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario