miércoles, 20 de diciembre de 2023

Escribir sobre cosas

Hace un mes, o dos (más o menos), escribí sobre algo. Sobre algo de alguien. 

Fue como una revelación; igual que dije que no sé cerrar etapas sin escribir un libro (abusé un poquito de amor propio cuando sentencié esto), sé que algo es importante para mí cuando escribo sobre ello. También me pasa con las personas.

Escribir sobre alguien no es como escribir sobre la infancia, tus cosas favoritas o de qué planes tienes para tu próximo viaje (aunque a veces engloba todas estas cosas). Escribir sobre alguien es como revelar a corazón abierto tus intenciones más íntimas. El amor o el odio, la pasión, la rabia, se quedan al desnudo ante un lienzo en blanco manchado de letras negras; el espejo del alma de quien escribe que lo convierte irremediablemente en un ser vulnerable.

A veces son hechos grandiosos: una declaración de amor, un primer beso. Otras, cosas tan simples como un roce o un nombre bien pronunciado. Éste fue mi caso.

Siempre me ha gustado mi nombre,

pero cuando sale de tu boca,

cuando tú me llamas...

cómo me gusta,

más, mucho más que antes.

Qué bien funciona en tu boca.


De repente mi nombre sonaba a verano aunque fuese otoño. También a las cosas que más me gustan del otoño, como a calabaza asada, a chocolate caliente o a las tardes lluviosas bajo la manta. A cosas cálidas.

De repente, mi nombre era un volcán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario