lunes, 18 de enero de 2021

En realidad estoy en paz y me permito tener días así. Y eso está de puta madre

Me siento por detrás de todos

en todos los sentidos.

Me siento encerrada y anclada

a una jaula sin barrotes con grilletes invisibles.

Quiero despegar

pero mis pies están llenos de pegamento,

quisiera llegar

pero camino y no avanzo.

Estoy exhausta,

no paro

y sigo en el mismo lugar

con la misma calderilla en los bolsillos

(incapaz de pagar un estudio de 30 metros cuadrados al que llaman piso con encanto

con la taza del váter junto a la cama de cuerpo y medio

y la cocina de cabecera),

con la misma soledad en el alma y en mis brazos.

Estoy cansada

de no parar

y seguir en el mismo jodido sitio,

de ansiedad, de lágrimas, de frustración, 

de sonreír cuando me dicen "ya te llegará"

con una palmadita en el hombro

sabiendo que no les importa porque no conocen el sentimiento de sentirse un fraude, un fracaso,

no me conocen,

y no llega

y mientras tanto los veo felices

con sus vidas plenas

con esa estabilidad que yo jamás había buscado.

Pero mira, he desarrollado una pasión especial por no morir de hambre

y por que alguien me haga un masaje en los pies de vez en cuando.


Blanca PeGarri

No hay comentarios:

Publicar un comentario