Es maestra, madre y diosa.
Su olor se clava en nuestras narices y purifica nuestros pulmones, su aire nos susurra palabras de amor al oído, su paisaje nos alegra la vista, el sabor de su agua refresca nuestros labios, su esencia... su esencia lame nuestra piel hasta erizar el último vello de nuestro cuerpo.
La montaña.
Es tranquilidad, es paz. La montaña es montaña en todas sus expresiones, es ella misma, sin tapujos, ni maquillajes, al natural. Es montaña.
La montaña nos abraza, nos guarda. Y sus caminos guían nuestros pasos.
Blanca PeGarri
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