miércoles, 18 de mayo de 2011

Mi cielo y el de cada uno

Un lugar para sentirse bien. Un lugar donde uno no puede sentirse solo, traicionado, engañado, utilizado... un lugar donde no hay objetos que distraigan, paredes que oculten la luz del sol, filósofos que piensen, locos que griten, charlatanes que interrumpan, políticos que prometan, actores que finjan, marujas que critiquen, marujones que critiquen más aún, programas que mientan, noticias que entristecen, compañías telefónicas que timen, aviones que no despeguen, barcos que se hundan, fantasmas del pasado...

¿El cielo?
Sí, si así quieres llamar a estar contigo mismo. Te invito a hacerlo. Permítete el lujo descubrir cuál es tu cielo, qué te hace sentir tan bien, qué te hace eliminar toda esa larga lista de cosas odiosas. Cuando lo encuentres lo sabrás. Es un cosquilleo en el estómago, un escalofrío, es placentero, comparable con un orgasmo, te hace olvidar y sentirte a ti mismo, sólo a ti y nada más, nada puede interrumpir tu cielo, ni el más fuerte trueno, ni el más desgarrador grito de angustia. Nada.

El mío es la música. Cuando canto olvido, sólo canto. No escucho, no atiendo, no sirvo para nada más que para cantar. Y para sentir la melodía en mi pecho. Cuando leo partituras me desvanezco, coloco cada figura en mi cabeza. Cuando oigo la música me pierdo. Desmenuzo poco a poco cada instrumento, cada voz, intentando encontrar la melodía de cada uno, porque cada instrumento, cada voz, lucha no por sonar por encima del resto, sino por conseguir una fusión que deriva en algo espectacular e indescriptible: mi cielo.

Porque nadie es capaz de describir el suyo. Sólo por eso vale la pena que encuentres tu cielo y lo conserves como el tesoro más valioso.
Que lo disfrutes...



Blanca PeGarri

No hay comentarios:

Publicar un comentario