Los cubitos de hielo

Tienes un buenos días pegado en la mejilla.

Yo lo admiro mientras duermes y te lo quiero quitar con un beso,

pero no quiero despertarte.

Le cuento a tu gato que me quedaría horas mirándote dormir y creo que me ha entendido,

espero que te lo cuente cuando me vaya para que entiendas lo especial que eres.

Das una respiración profunda y perezosa, puede que haya pensado muy alto y te haya despertado.

La persiana dibuja rayas de sol en tu pared

y cierras los ojos igual de rápido que los habías abierto porque la luz te recuerda que ya se ha terminado la noche

y tú sólo quieres que sea domingo

y seguir durmiendo.

Te doy los buenos días con ese beso en la mejilla que te había prometido en silencio

y para mí.

Y tú sólo sonríes, giras tu cuerpo hacia el mío

y me abrazas por la cintura para quedarnos así otra eternidad, yo oliendo tu pelo, tú escuchando mi latido.

Y yo sólo quiero que sea domingo

y que la mañana haga con nosotros lo que el calor del sol hace con dos cubitos de hielo.


Blanca PeGarri

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