Sentidos

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Sonaba jazz en el tocadiscos.


Sus ojos, cerrados. Bendita oscuridad, qué claras deja ver las cosas. 
Sus oídos escuchaban. Le llegaba al alma. Las notas le llegaban al alma.
Su nariz le recordaba su olor, embriagador, cálido.
Su mejilla sentía la lágrima que había empezado a resbalar, tímida, desde allá arriba, donde la intensa profundidad de su iris. 
Sus labios, curvados en una sonrisa, la probaron salada al frenar su caída.

Su corazón, sentía. Bendita oscuridad.


Sonaba jazz en el tocadiscos. 
Y ella sentía.


Ilustración: Sara Herranz


Blanca PeGarri

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