La herida es tuya

Un día te das cuenta de que, a veces, no te hacen daño. Que duele, pero nadie te está haciendo nada. Un día te das cuenta de que esa herida no pertenece a nadie más que a ti y que la responsabilidad de curarla es tuya. Hace tres noches tuve un sueño extrañamente realista que me dejó un poco removida. Hace dos noches tuve otro sueño, un tanto perturbador, de esos que te remueven completamente las entrañas y generan bolsas de ansiedad bajo los ojos y nudos de amarga realidad en el estómago. De esos sueños que te reafirman que la herida, que siempre había sido responsabilidad de otros, es en realidad tuya y de nadie más. Y que ahí hay mucho trabajo aún por hacer. Qué vértigo. Enfrentarse. Otra. Vez. De nuevo. De nuevo porque te enfrentas a ti mismo y a toda tu mierda y a toda tu bilis y a toda tu sangre. Y no eres tú, pero es tuya. Y de nadie más. Entonces, toda removida y toda motivada por este nuevo despertar (digo nuevo, porque esto me pasa todo el tie...