Fuera de lugar
Toda mi vida, posiblemente desde el día que nací, he sido una persona diferente. En el parto, el médico salvó mi vida. Digamos que nací morada. "Parecías una lombarda" son las palabras de mi padre. También fue él quien le dijo al médico que esa niña iba a dar guerra y haría cosas importantes. Mi madre, afortunadamente, no se enteró de nada. El médico dijo que había tenido mucha suerte. El caso es que la vida me brindó una segunda oportunidad y de ahí salió mi yo más profundo. Es cierto que la vida, las personas que te rodean y las situaciones a las que uno se tiene que enfrentar nos moldean hasta que somos viejos, pero lo que está ahí dentro, en lo más profundo de nuestro ser, eso viene de serie. Mi infancia fue feliz, pero muy diferente. En cierto modo era una niña corriente, tímida, pero con amigos, alegre, me gustaba jugar en el parque y ensuciarme de barro y quería una mascota, un gatito o un perrito, que acabó convirtiéndose en un canario anaranjado llamado Pepe. Cuen...