Lieu d'Été
Abrió los ojos y quedó deslumbrada por la luz. El sol acariciaba su piel, que se dejaba lamer por cada rayo de luz y calor que recorría su cuerpo. Volvió a cerrarlos y respiró profunda y lentamente, sintiendo el aire puro en su nariz y más tarde en sus pulmones, olor a pino, a tierra, a agua, a hierba medio seca, olor a verano. Escuchó atentamente: no oía más que las chicharras cantar sin descanso, con ese cri-cri repetitivo y molesto pero que a ella tanto le gustaba. El calor flotaba en el aire, lo sentía bailar en sus oídos y en cada milímetro de su cuerpo, al abrir la boca lo degustaba y sonrió ante la idea de inmortalizar aquel delicioso instante. Un zumbido la despistó de su repentino e irreal sueño y se incorporó. Un abejorro revoloteaba alrededor de un madroño de hojas verde botella y frutos rojos amarillentos. Se acercó volando y rozó suavemente el agua creando unas ondas perfectas que flotaban provocando un leve e imperceptible susurro y enseguida se alejó dejando ante los oj...