oportunidades, pocas (¿o muchas?)
Hay momentos en la vida que no se repetirán jamás. A veces, cuando nos encabezonamos con algo no vemos más allá, nos cerramos puertas y no dejamos que lo que ocurre a nuestro alrededor afecte a nuestro estado mental, sentimental, armonioso, como queráis llamarlo. Pero aunque nuestro reloj parece quieto, la vida continúa, el tiempo pasa, corre, vuela. Y nosotros, quietos, presos de un único objetivo. Pero cuando ese objetivo se deja llevar también por el tiempo, ahí nos quedamos nosotros: en medio del camino, como un coche sin gasolina en mitad de una autopista. Nuestra impresionante moto se aleja sintiendo el aire, haciendo ruido y ahí estamos nosotros, viendo cómo se aleja, autoconvenciéndonos de que volverá de un momento a otro con carburante para hacernos correr a su lado. Pero cuando parece que va a volver, pasa, saluda con la mano, sonríe, y sigue su trayecto, y así cada vez, día tras día. Pero no nos hemos fijado, no hemos querido darnos cuenta de que puede ser que llegue u...